El II Festival de Cine Italiano de Málaga se abre con Indivisibili, una película que enlaza directamente con la mejor tradición del cine italiano, especialmente el de Fellini, pero con personalidad propia. Podría describirse como una versión invertida del gran sueño de Hollywood, donde las grandes mansiones están en ruinas, las playas llenas de basura y los aspirantes a estrella lucen sus deformidades físicas para regocijo de los espectadores, que aprovechan la foto de rigor para tocarlas y conseguir un poco de suerte. En esta obra de arte conviven mano a mano una realidad sucia a nivel físico con otra mucho más empozoñada a nivel moral, con padres que explotan a sus hijas, sacerdotes que estafan a los inmigrantes y productores sin escrúpulos que explotan el morbo que producen las deformidades, como maestros de ceremonias de una barraca de feria. Y en medio de tanta decadencia luce la inocente belleza de dos hermanas siamesas, interpretadas soberbiamente y con valentía por Ángela y Marianna Fontana, dos jóvenes unidas y enfrentadas al descubrir la posibilidad de ser separadas. No contamos más, pues es una historia de la que hay que disfrutar paso a paso.
Nos
reunimos con Ángela y Marianna antes de la proyección, que será la primera en
España, a pesar de que la película se estrenó en Italia en 2016 y ha recibido
numerosos galardones y nominaciones.
Habéis
comenzado a trabajar muy jóvenes, cuando rodasteis Indivisibili teníais apenas dieciocho años. Al mismo tiempo estáis
recibiendo una formación artística muy sólida. ¿Esta inquietud os viene de
familia?
Ángela:
En realidad no tenemos tradición artística propiamente dicha en la familia,
pero mi madre, que hoy nos acompaña, siempre ha estado interesada en la música,
el cine y el teatro y nos inculcó este amor. Empezamos estudiando canto a los
doce años y después las dos conseguimos una beca para estudiar interpretación a
los dieciséis.
Sois
hermanas y gemelas. Habéis trabajado junta en Indivisibili pero habéis continuado vuestras carreras por separado
(Marianna ha estrenado este año Capri
Revolution y Ángela Likemeback).
¿Qué os distingue como actrices?
Marianna:
Aunque somos gemelas, somos muy diferentes. La decisión de hacer carreras por
separado la tomamos en el momento en que los directores empezaron a elegirnos por
nuestras características individuales. De todas formas, es algo que teníamos
claro desde el primer momento.
Ángela:
Somos diferentes en la forma de enfrentarnos a la vida y a lo que ocurre a
nuestro alrededor. Mi hermana es mucho más instintiva, más natural, mientras
que yo soy más tímida y observadora.
En
Indivisibili habéis interpretado dos
personajes con una fuerte carga dramática, como las grandes artistas del cine
italiano que todos conocemos. ¿Quiénes son vuestros referentes dentro de esta
cinematografía?
Marianna:
Yo he visto mucho cine, especialmente de género dramático, pero no me inspiro
en nadie en concreto. Obviamente, hay actrices a las que admiro como Monica
Vitti y Anna Magnani. Las observo pero no las tomo como modelo en sí porque son
realmente musas.
Ángela:
Para mí hay muchas actrices del cine italiano que me han enseñado, pero
destacaría también a Anna Magnani.
Además
de actrices sois cantantes (recibieron el David de Donatello a la mejor canción
por el tema principal de Indivisibili)
y os estáis formando en el conservatorio. ¿Qué tipo de géneros musicales os
atraen?
Marianna:
En este momento hemos dejado un poco de lado el conservatorio porque nos
estamos centrando en la interpretación, pero amamos mucho la música, en
especial el jazz. Billie Holiday es mi cantante preferida.
Ángela:
A mí también me encanta el jazz pero me gusta más la música electrónica.
Sois
unas actrices muy completas, pero aún no habéis tocado el baile.
Marianna:
Hemos hecho dos películas en la que hemos tenido que trabajar los movimientos
del cuerpo. Queremos acercarnos a esa disciplina pero no es especialmente
nuestra habilidad. Por ejemplo, en Capri Revolution
tengo que hacer un tipo de danza muy particular, una coreografía de Raffaella
Giordano, una de las grandes bailarinas italianas.
¿Qué
papel de la historia del cine universal os hubiera gustado interpretar?
Marianna:
A mí me hubiera gustado interpretar el papel de Marianne Faithful en Irina Palm de Sam Garbarski, porque es
un personaje con un tipo de vida muy particular. Aunque todavía soy muy joven
para ese tipo de papel, es algo a lo que quiero aspirar en el futuro.
Ángela:
A mí el papel de la niña en El caballo de
Turín de Béla Tarr.
Indivisibili fue prácticamente vuestra primera película. ¿Cuál es
el recuerdo más bonito que tenéis de ese rodaje?
Ángela:
Uno de los recuerdos más bonitos fue el simple hecho de haber rodado juntas, es
algo que siempre habíamos soñado.
Continuamos
con la pregunta que hacemos a todos nuestros entrevistados: ¿cuál es la
película que os hizo amar el cine?
Marianna:
Tenemos la misma película, pero la cambiamos un poco. Yo elegiría Creadores de imágenes, una película que
hizo Bergman para la televisión y que me ha enseñado mucho últimamente.
Ángela:
La mía es Qué bello es vivir de Frank
Capra.
No
podemos despedirnos sin mencionar la triste desaparición de Bernardo
Bertolucci, que ha fallecido hoy.
Marianna:
Mi película preferida de Bertolucci es Último
tango en París. Es una gran pérdida porque se trata de un gran maestro.
Ángela:
Fue un gran artista y una parte esencial de la historia del cine italiano.
Ángela
y Marianna se despiden de nosotros deseándonos que disfrutemos del visionado. Entramos
en la sala sin saber muy bien qué esperar. Tras la proyección el público está
conmocionado y muchos se quedan en la sala para compartir un caluroso encuentro
con las actrices, que concluirá con una maravillosa sorpresa. Comienza la ronda de preguntas.
¿Qué
supuso trabajar físicamente atadas?
Tuvimos
tres meses de preparación en los que estuvimos literalmente pegadas, nos
entrenamos para a andar, comer, nadar e incluso ducharnos juntas. Cuando
llegaba la noche estábamos agotadas porque andar con tres piernas es muy difícil.
Y
psicológicamente nos preparamos escribiendo los diarios de cada una de las
protagonistas, Daisy y Viola, y viendo películas como La donna scimmia de Marco Ferreri.
Después
de haber terminado el rodaje, tras haber estado tanto tiempo atada la una a la
otra, ¿cómo os sentisteis al separaros?
Fue
un shock, porque habíamos estado seis semanas estrechamente ligadas y cuando
nos separamos experimentamos una especie de vacío; fue un poco difícil volver a
la vida normal. Pero fue un sentimiento bello, una especie de símbolo.
Es
una película en la que habéis puesto mucho de vuestra parte emocionalmente,
¿cuál fue la escena que más os costó rodar?
La
más difícil fue cuando Viola y Daisy se pelean, porque cuando discutes lo que
deseas es alejarte y escapar de esa persona, pero obviamente no podíamos. Y
físicamente la escena del mar, porque la rodamos un 18 de noviembre. Hacía
mucho frío, como podéis imaginar, y el mar estaba muy sucio.
¿Qué
analogía hay entre vuestra búsqueda de libertad y la de los otros personajes
que os rodean?
La
película está ambientada en el pueblo de Castel Volturno, en la provincia de
Caserta, que es como el Hollywood italiano en este momento y allí la esperanza
es lo último que se pierde. Daisy y Viola son un poco el reflejo de la sociedad
actual que hay allí. Es un sitio muy bello pero lleno de dolor y ellas son las
únicas que tienen la esperanza de huir. Hay ochenta iglesias pentecostales, es
un pueblo con una mentalidad muy cerrada pero con ganas de salir adelante.
Todos
tenemos ansias de libertad, pero cuando vives constantemente atada a otra
persona es aún más difícil alcanzarla. Ello lleva a decisiones tan difíciles
como las que muestra esta película.
Finalmente,llega la sorpresa. Aquí la tenéis. Pulsad en la imagen. Seguro que la disfrutáis enormemente.
Texto: Marta Moreno Fotografía: Lorenzo Hernandez
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