II FESTIVAL DE CINE ITALIANO DE MÁLAGA – LA PAZZA GIOIA DE PAOLO VIRZI Y VOGLIAMO ANCHE LE ROSE DE ALINA MARAZZI

Tras ver Indivisibili (2016) de Edoardo De Angelis el lunes 26 de noviembre, los dos días siguientes hemos seguido disfrutando de las proyecciones ofrecidas por el II Festival de Cine Italiano de Málaga, organizado por la Asociación Dante Alighieri.

Martes, 27 de noviembre.- LA PAZZA GIOIA (2016) de Paolo Virzi

La pazza gioia (Locas de alegría), protagonizada por Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti es una película ampliamente conocida en España. Ganó la Espiga de Oro del Festival de Valladolid de 2016 y se estrenó en España el 17 de marzo de 2017. Fue todo un acierto del certamen contar con la presencia del Dr. D. Juan Antonio García Sánchez, coordinador de los cuidados a personas con problemas de salud mental en la Unidad de Gestión del Hospital Regional Universitario, quien antes y después de la proyección del film dio notas precisas y muy aclaratorias sobre el contexto en el cual se desarrolla la historia.

Porque una cuestión que, posiblemente, no fue mencionada lo suficiente cuando esta película se estrenó en salas comerciales en España es que todo el trasfondo de los problemas relacionados con la enfermedad mental que se aborda en la historia ha sido elaborado con suma rigurosidad con el asesoramiento de numerosos especialistas en la materia. El doctor García Sánchez explicó la importancia que tuvo a finales de los 60 y de los 70 la irrupción de la antipsiquiatría y de su radical cambio de concepción respecto a la situación y tratamiento de los enfermos mentales. En Italia, esta corriente fue recogida por el doctor Franco Basaglia, quien denunció las deplorables condiciones de los manicomios, propugnó la progresiva clausura de los hospitales psiquiátricos y promovió la aprobación de la Ley 180, que prohibió que las personas fueran internadas en contra de su voluntad. Como director del hospital de Trieste, experimentó un modelo profundamente innovador en que sustituyó el internamiento obligatorio por el establecimiento de redes de apoyo mutuo y el desarrollo de actividades recreativas y artísticas. Años más adelante, esta filosofía llevó a la aprobación en los años 80 de una nueva ley que estableció el cierre progresivo de los establecimientos psiquiátricos penitenciarios, aunque, como la película indica en los títulos de crédito finales, muchos de ellos permanecen aún abiertos. El símbolo de todo este movimiento fue un caballo azul, creado en uno de los talleres establecidos por Basaglia y, de ahí, que un caballo de este color se vea al principio de La pazza gioia como homenaje implícito al profesor Basaglia.

El doctor García Sánchez explicó con brevedad y precisión el contexto del establecimiento para enfermedades mentales que aparece en La pazza gioia

El doctor García Sánchez, además de apuntar los pequeños homenajes que se hacen en La pazza gioia a otras películas que tratan los problemas de la enfermedad mental (como Alguien voló sobre el nido del cuco – 1975 – o Inocencia interrumpida – 1999 – de James Mangold), señaló tres conceptos fundamentales que se esbozan en el film:

- el de recuperación: frente a considerar al enfermo mental como irrecuperable, la nueva psiquiatría incide en la posibilidad de que supere su situación y pueda dejar atrás su problema (en este sentido, la situación de las dos protagonistas de La pazza gioia acaba siendo, paradójicamente, la inversa de la que, inicialmente, cabía pensar en el comienzo de la historia: quien parecía estar más cerca de su integración normal en la sociedad es quien, realmente, va a tener que hacer un esfuerzo mayor para conseguirlo…);

- el de ayuda mutua: frente a la acción individual del psiquiatra frente al paciente, el apoyo de unos enfermos en otros cobra mucha más importancia, lo cual explica que surja la relación de amistad entre las dos protagonistas del film y la importancia que esta acaba teniendo para ambas;

- el de estigmatización/autoestigmatización: curiosamente, los dos personajes protagonistas, tras escapar de sus cuidadores, se desenvuelven con normalidad con el resto de la gente mientras que son ellas mismas las que parecen sentirse marginadas y desgajadas del conjunto de la sociedad.

En resumen, una película que, aparte de sus méritos cinematográficos, ampliamente ya reconocidos, gracias a como fue proyectada en este certamen (con el coloquio posterior), fue enriquecida y puesta en valor desde otros puntos de vista no cinematográficos. Todo un acierto del Festival.

El público llenó la sala donde se proyectó La pazza gioia

MIÉRCOLES, 28 DE NOVIEMBRE.- VOGLIAMO ANCHE LE ROSE (2007) DE ALINA MARAZZI

El miércoles 29, tuvimos la oportunidad de ver Vogliamo anche la rose, un interesantísimo documental en el que, a través de material de archivo y fragmentos de diarios de mujeres que vivieron en esos años, relata los cambios y las luchas que hubo en la sociedad italiana de los años 60 y 70 en torno al feminismo y a la condición de la mujer.

Alina Marazzi grabó un vídeo para saludar a los espectadores de su documental

La revolución sexual, el aborto, la integración en el mercado laboral, los cambios de roles en el matrimonio, las reformas legales para recoger las nuevas aspiraciones sociales, el poder del pensamiento tradicional y de la iglesia católica en la sociedad italiana y la desmovilización de los movimientos feministas a partir de 1977 son algunos de los temas que se abordan en el documental con agilidad y contundencia, sin que un muy italiano sentido del humor esté ausente en el desarrollo del discurso. Un descubrimiento muy estimulante y que podría conectar muy bien, por temática y por factura visual, con otro documental, Porno e libertà (2016) de Carmine Amoroso, disponible en Filmin, y que al principio se solapa con el arco temporal de Vogliamo anche le rose pero, después, llega hasta los años 80, de forma que ambos constituyen un apasionante retablo de los cambios en la sociedad italiana en el espacio de 30 años.

Daniele Zuccalà, de la Asociación Dante Alighieri presenta las películas del certamen